Lawrence Kohlberg, psicólogo
contemporáneo y discípulo de Jean Piaget, estudió el desarrollo de la conciencia
partiendo del análisis de los juicios morales, especialmente a partir de los
razonamientos que se formulan ante dilemas morales universales. Kohlberg llega
a la conclusión de que las normas morales o los valores de una cultura pueden
ser diferentes a los de otra pero todos siguen estructuras o pautas parecidas: evolucionamos
de esquemas más infantiles y egocéntricos a esquemas más maduros y altruistas.
Kohlberg considera que el desarrollo moral de una persona pasa por tres grandes
niveles: preconvencional, convencional y postconvencional. Cada uno de ellos
contiene dos estadios o etapas.
Estadio 1. La mente del niño
“juzga” en base a los castigos y la obediencia.
Estadio 2. Está bien aquello que
reporta beneficios y satisface necesidades, eventualmente las de los otros.
Aparecen las nociones de “lo correcto”, “lo equitativo” pero se aplican en el
plano material. La reciprocidad consiste en “tanto me das, tanto te doy”.
Estadio 3. La buena conducta es
aquella que agrada a los otros o les proporciona ayuda, siendo así aprobada. La
conducta empieza a ser valorada por sus intenciones.
Estadio 4. La conducta recta
consiste en cumplir con el deber, mostrar respeto a la autoridad y acatar el
orden social.
Estadio 5. Lo preside una
concepción contractual, con un cierto tono utilitario. La acción recta es la
que se ajusta a los derechos generales de los individuos consensuados por la
sociedad. Es posible cambiar la ley.